martes, 27 de octubre de 2009

Envío pertinente de mi amigo Carlos

Un primer análisis, al otro día y antes de almorzar


Debemos ser claros.

La primera impresión, el primer sentimiento natural luego de no alcanzar un resultado que íntimamente cada uno esperaba, es de pérdida, de desilusión y afecta lo anímico.

Yo quería ganar por el 50 y pico largo de los votos. Es lo que merecíamos a partir de la constancia, de la obra realizada, de los logros concretos, de la profesionalidad y la honestidad al momento de gobernar.

Sin embargo, quienes estamos en esto de luchar por los cambios desde viejas épocas, desde aquel otro Uruguay que afortunadamente ya no existe (el bipartidista, gris, caótico y sin futuro), debemos y sabemos reponernos rápidamente, abrazarnos, hacer cuentas claras y continuar la pelea, con alegría.

Y esa alegría surge ni más ni menos que de los propios números a medida que se van conociendo.

A modo de un resumen primario y veloz :

La primera vuelta requiere al ganador tener más del 50 % de los votos EMITIDOS (es decir de todos los votos), algo excepcional en el mundo, o sea que aún con una votación importantísima no es extraño que no se alcance.
La segunda vuelta permite que el que tenga más votos gane con la mayoría simple de los VOTOS VALIDOS. Eso es mucho más fácil y está realmente al alcance de la mano.
Ratificando lo anterior, la votación del F.A. en la primera vuelta comparada con los votos válidos, supera el 49 %
Es posible pensar que el electorado uruguayo (todo el electorado) que busca el equilibrio y decide con cuidado, que claramente no es partidario de las cosas radicales y de irse de un extremo al otro actuando “al grito”, como un gigantesco ser individual piense : “Bueno...esperá un poco; te doy el gobierno en segunda vuelta pero primero voto un parlamento en el que tengas que negociar un poco más”. Y eso, pensado sin anteojeras, no es malo.
El F.A. es mayoría en muchos más departamentos del país, incluyendo algunos feudos tradicionalmente muy fuertes de los partidos tradicionales y eso tiene mucha importancia para las elecciones municipales de mayo.
La oposición más radical que sufrió el FA durante este primer gobierno fue la del Partido Nacional. Dicha oposición cerril fué castigada hoy de tal manera que ese partido perdió dos senadores y siete diputados.
La otra oposición, se divide en dos partes claras. Una, que con efecto rebote y con una campaña inteligente de Pedro Bordaberry, logra mejorar y poner contenta a la barra. La otra, la de los que sólo buscaban un puesto, fue castigada hasta el extremo de no conseguir siquiera un senador. Mal futuro les espera si no se definen a favor de las causas nobles o se pasan a otro lado, mendigando cargos. De Asamblea Popular, no vale la pena hablar.


¿Pudimos haber cometido errores? Evidentemente, como le sucede a todos los seres humanos y a todas las fuerzas políticas.

¿Podemos aprender de ellos? También.

¿Hay que modernizar nuestra forma de decidir las cuestiones internas? Parece necesario.

¿No hemos sido exageradamente hiper-críticos dentro de nuestro propio FA hasta poco tiempo antes de la campaña?

Lo que NO se debe hacer ahora es enfrascarse en discusiones de ese tipo. Ahora y PRIMERO QUE NADA, hay que asegurar un triunfo. No hacerlo, perder tiempo en otras cosas, significaría hipotecar lo hecho, regalar la administración a quienes no la merecen ni por su votación ni por lo demostrado cuando gobernaron y traicionar por encima de todo el espíritu alegre, comprometido e inteligente que demostró la juventud uruguaya, esa masa de mejores uruguayos que nos va a sustituir.

Y si no salió el SI rosado y si no salió el SI blanco, sabemos que sólo ganando el FA se hará todo lo posible por ambas aspiraciones postergadas.

Para el futuro : Es obligatorio divulgar y explicar mejor. No debemos tener temor de usar todos los medios de difusión aún de manera compulsiva. Los dichos y refranes son sabios : No basta con ser; también hay que parecer.

Carlos.