miércoles, 11 de marzo de 2015

Hoy fui a la playa y como de costumbre, me puse a envidiar a las gaviotas por la sensación de libertad y elegancia que transmite su vuelo.
De pronto se me acercó una particularmente hermosa que me dijo: "Nosotras no envidiamos tus brazos o tus dedos, los admiramos"
Me di cuenta que ya estaba bueno de pavadas y que mejor me iba a preparar una caipirinha.