sábado, 17 de abril de 2010

CONCIERTO

Dirigía Howard Mitchell y aunque muchos lo tildaban de “bruto” ( yo siempre juzgué los resultados), para mí era un genio. Aunque venía todos los años a Montevideo, jamás aprendió una palabra de español. Tocábamos una obra de autor norteamericano cuyo nombre no recuerdo. Sé que era música descriptiva referida a un circo. Luego de la algarabía de las diversas actuaciones, venían los decrescendos, modos menores, rallentandos etc. y la llegada de la noche, silencio...y culminaba la obra con un ¡ladrido! El maestro eligió entre todos los que propusieron, la imitación de un cuzquito que realizaba uno de los cellos (Ivan Simeonoff ¡bah!) Resultó genial durante los ensayos, pero en la función le atacó miedo escénico y en vez del ladrido soltó un gemido que provocó las carcajadas de toda la orquesta.

Tema para cuento

Describir las tristes y aburridas circunstancias de un sr. mientras éste se ubica en la sala de espera de un consultorio médico. Repasar los momentos que él recuerda especialmente y comprobar que ninguno valía la pena. Al salir de la consulta con el diagnóstico de cancer y el plazo perentorio describir su sonrisa y anotar su pensamiento (que es la clave) “Al fin sucede algo interesante”...

jueves, 8 de abril de 2010

VEINTE TOROS

Existe en el río Santo Pepe una laguna llamada Veinte Toros. Ojalá tuviera tantos peces como leyendas. Confieso que de niño sentia miedo de ir a pescar de noche, aun en compañía de adultos. O quizá a causa de ellos. Pero ésta es una sección de mentiras, en otro momento contaré leyendas.
Sucedió (¡cuándo no!) en el boliche de Etchedo. Era de nochecita y el clima propicio para historias fantásticas. Contaba el “capataz” que en esa laguna había pescado un bagre de tres quilos. Como de costumbre nadie le creyó y ni siquiera le prestaron demasiada atención. Derivó la conversación hacia los misterios que rodeaban el pesquero. Dijo el “Nufio” Testa: -Lo que me pasó a mí sí es increíble. Una noche oscurísima, sentí un tremendo pique y ni tuve que esperar ya que me dí cuenta que estaba bien prendido. Comencé a recoger y mientras iba trayendo aparecía una como luminosidad que aumentaba en razón directa a la proximidad de la presa. Acá el Nufio hace una pausa seguramente para aumentar el suspenso y también para tomar un poco de vino. ¿¿¿Y...??? dijeron todos...¿Qué era?
Aunque no lo crean: ¡Un farol prendido! El primero en reaccionar fue el “capataz”:-¡Andá, prendido en el agua, eso es imposible! Y el “Nufio”, impasible: -Hagamos una cosa, vos le bajas dos quilos al bagre y yo te apago el farol.-